miércoles, 22 de diciembre de 2010

Golpe de Calor

Se denomina “golpe de calor” a dos tipos de cuadros diferentes: uno raro, que ocurre en personas jóvenes con predisposición genética y que consiste sí, en la producción excesiva de calor por el cuerpo, debido a alteraciones en el funcionamiento de los músculos. Este cuadro es grave, raro, y no ocurre necesariamente durante el verano sino que puede ser provocado por actividad física violenta o por la presencia de fiebre; sólo se da en las personas con predisposición genética y en general jóvenes. El segundo tipo de “golpe de calor”, propio de los veranos, es un cuadro de deshidratación importante provocada por las altas temperaturas de la temporada estival. En este caso los mecanismos que lo producen son los siguientes: 1)- Excesiva temperatura ambiental que aumenta el calor corporal, lo que empeora con esfuerzos violentos. 2)- El cuerpo elimina el calor mediante la sudoración, compuesta por agua y sales. 3)-La sed es el principal mecanismo para reincorporar el agua y sales perdidas con la sudoración. Luego si la ingesta de líquidos no es abundante, entonces el cuerpo se deshidrata, es decir que disminuye la cantidad de agua de su composición, lo cual afecta las funciones del riñón y el cerebro, y cae la cantidad de agua de la sangre, lo que baja la presión arterial y dificulta la función del corazón.
Es importante aclarar que el problema central no es la acumulación de calor, sino la deshidratación. El mecanismo principal del golpe de calor es la deshidratación. Si hay suficiente agua y sales, el cuerpo tolera bastante bien altas temperaturas, dentro del rango climático.
Efectivamente son los niños y los mayores de 65 años los más expuestos, debido al menor acceso al agua por no poder solicitarla, por vivir solos, o por dificultades de movilidad. Además, los ancianos poseen menor sensibilidad de los mecanismos de la sed.
El síntoma más importante suele ser, inicialmente, la disminución de las funciones cerebrales. El paciente se encuentra como dormido, con menor actividad, si es un adulto disminuye su integración al medio social, se aísla, y si quienes lo rodean no reparan en ofrecerle líquidos, entonces sobreviene la deshidratación, conocida vulgarmente como golpe de calor.
Depende de la actividad del paciente, pero en general se aconseja de 3 a 4 litros diarios para los adultos. Es importante señalar que no debe ser solo agua, a menos que se acompañe de ingesta de sales por otro lado (dieta harmónica, en especial frutas); de lo contrario, debe alternarse con jugos de frutas. En la gente mayor se debe insistir en la ingesta de jugos y caldos.

El calor puede ser mortal
Un verano arduo deja un saldo lamentable de 1000 muertos en el Reino Unido, y de casi 10.000 en Francia.
Los niveles en aumento de CO2 en la atmósfera son parte del problema de recalentamiento que sufre el planeta. Otro problema es la tala de árboles, y otros gases del llamado “efecto invernadero”. En el Reino Unido son esperables unas 800 muertes anuales atribuibles al calor. Son las muertes en exceso registradas durante las épocas de altas temperaturas y que no pueden ser explicadas por otras causas. Fenómenos similares se observan en invierno, aunque las muertes debidas al calor son mucho menores que las debidas al frío, y este comportamiento de la mortalidad no depende de que se trate de una zona fría o cálida. Además suelen acumularse con el debut de los días calurosos, disminuyendo el efecto “temperatura” conforme avanza la temporada estival, aparentemente por fenómenos de adaptación. Según las predicciones de los estudiosos, a medida que avanza el fenómeno de recalentamiento climático, se espera que el número de muertes atribuibles al calor crezca considerablemente.
La medida más importante es la detección de las personas vulnerables, y la adopción de medidas preventivas. Desde un punto de vista fisiopatológico el problema central es la deshidratación, aunque no se descartan efectos de los mecanismos disipadores de calor sobre el aparato cardiocirculatorio. Las personas vulnerables son ancianos y niños. Las medidas preventivas son, la refrigeración del ambiente, la ingesta regular de comida (aporte de sales), el aporte abundante de agua, favorecer corrientes de agua, la ventilación, el uso de ropas livianas y claras, la reducción de la actividad física, y el rociado de cara y prendas con agua fresca.
Estas acciones deben ser previas a la instalación del calor; para cuando esto ocurra, el instituto geriátrico puede no contar con ventilación suficiente, o el anciano no tener nadie cercano para darle de beber. Una vez establecida la “fatiga por calor”, el cuadro de por sí es mortal en los más vulnerables (cardiopatas, dementes, y aislados).

• William R. Keatinge. Death in heat waves. Simple preventive measures may help reduce mortality. BMJ 2003; 327: 512-13

jueves, 16 de diciembre de 2010

Las Villas de la Ciudad y la Salud. A propósito de la crisis de Soldati

Check out this SlideShare Presentation: Les presento un trabajo sobre urbanización y salud, que realicé hace algún tiempo, que creo aporta algunas líneas interpretativas al problema de las tomas.

martes, 7 de diciembre de 2010

Argentina: Otra Vez la Tragedia Educativa


Los mejores países en lectura, matemáticas, y ciencia, fueron, en orden decreciente: China, Corea del Sur, Finlandia, Singapur, Canadá, Nueva Zelanda, Japón, Australia, Holanda, Bélgica, Noruega, Estonia, Suiza, Polonia, y los Estados Unidos. Los peores fueron, también en orden decreciente: Indonesia, Argentina,  Kazakstán,  Albania, Qatar, Panamá, Perú, Azerbaiyán, y Kyrgyzstan. Nuestro país se desarrolló peor que Brasil, Chile, Méjico, o Colombia.
Cuando se toma el promedio en el grupo con puntaje más elevado en lectura, nuestros mejores alumnos sacaron en promedio 568 puntos, casi 100 puntos menos que China (679) o Corea del Sur (658). La situación es similar para matemáticas y ciencia.
A su vez nuestro país fue muy desigual; mostró diferencias de casi 100 puntos en el desempeño promedio entre escuelas ubicadas en grandes ciudades (mejor puntaje), y aquellas de pequeños poblados (peor puntaje). Estas diferencias fueron del orden de los 20 o 30 puntos en la mayoría de los países.
También se vuelve muy asimétrica la diferencia de rendimiento entre escuelas privadas y públicas. En la Argentina las escuelas privadas obtuvieron 60 puntos más, en promedio, que las públicas. Esta diferencia público-privada fue de apenas 30 puntos en la mayoría de los países.
Pero además para nuestro país las cosas empeoran. Entre los años 2000 y 2009 empeoramos en lectura, ciencias, y matemáticas, y aumentó alrededor de 7% la proporción de alumnos por debajo del mínimo nivel considerado aceptable por los organizadores del PISA.
Un factor clave fue el nivel de empleo del padre. El rendimiento de los hijos empeoró conforme la situación laboral del padre se hacía más precaria.
Cuanto mayor es el número de libros en la casa, mejor será el rendimiento del alumno en las tres disciplinas. En el 40% de los hogares promedio de las primeras 20 economías del mundo hay más de 100 libros. Solo el 18,2% de los hogares argentinos tiene más de 100 libros en su haber.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Wikileaks y la Salud: ¿El fin de la historia clínica on-line?

Asistimos a un momento de inflexión en la vida de Internet: la violación y publicitación ilegal del secreto. Este hecho puede ser fatal para la informatización de la medicina y la instauración de las tecnologías de Health 2.0. 
Para los momentos en que Wikileaks publicitaba secretos de Estado protegidos por leyes democráticas que son en definitiva expresión de la voluntad popular, la revista The Economist sostenía un debate sobre la salud 2.0. Hoy, en ese debate, el 57% de los votantes opina que los perjuicios derivados de la pérdida de privacidad supera los potenciales beneficios derivados de la Internet en salud. 
No obstante, todos los expertos coinciden en que la base del cuidado de la salud del futuro cercano se dirige hacia la informatización de la historia clínica de los pacientes, utilizando Internet como plataforma. Un tema ubicuo en los debates suscitados por la tendencia, es el de la privacidad de los datos de salud de las personas. Cuesta imaginar entonces el impacto que los sucesos de Wikileaks tendrán sobre el mismo.
El punto menos importante en el caso Wikileaks es la vulnerabilidad o no del sistema de cables del Departamento de Estado Americano. Eso es una cuestión eminentemente técnica. Pero lo que es seguro, es que no hay técnica que pueda protegernos de la pérdida de respeto por el “secreto profesional”. Todos tenemos derecho, embajadores, políticos, o médicos, a decir cosas al oído, y es de buena educación no ponerse a escuchar lo que otros hablan en privado. Cuánto menos ponerse a publicitarlo.
En el caso de la medicina, este “secreto profesional” es el que crea la confianza entre el médico y su paciente, para confiarse cuestiones cuya publicitación podría ser considerada vergonzante, o desventajosa, o simplemente no deseada.
Reiteramos, todos los expertos coinciden en que la entrada plena de la medicina en la era de la comunicación global requiere el uso de Internet. A partir del 2008, en los Estados Unidos se destinaron más de 17 mil millones de dólares para desarrollar la informatización total de los registros médicos. Durante este año se decidió aumentar esos fondos.
Sin embargo, lo sucedido con Wikileak constituye un obstáculo crítico en el avance de la informatización de la información médica. Y probablemente el peor de todos los obstáculos; porque no se trata de haber ganado una puja técnica, sino en haber violado una ley que protegía el secreto. Habrá que ver si decidimos todos vivir expuestos. Si este es el caso, el consultorio médico podría quedar perimido y ceder espacio a los bares y espacios públicos como sitio elegido para examinar a los pacientes…

viernes, 19 de noviembre de 2010

Otra Inflación: La de la Edad. Ámbito Financiero, 19 de Noviembre del 2010


En los últimos años cambió el concepto de envejecimiento en el mundo, ya que la población de mayor edad se vuelve cada vez más saludable. Esto permitiría replantear en la Argentina la edad de la jubilación, para que el 82% móvil lo puedan cobrar quienes se jubilen a partir de los 67 ó 68 años, con una calidad de vida mayor que en el pasado.

Uno de los últimos conceptos en materia de envejecimiento no surgió de la medicina sino de la economía. Se trata de la "inflación de la edad". Tenerlo en cuenta podría ayudar a resolver las cuestiones del 82% móvil y el Presupuesto Nacional 2011. Actualmente el paso de los años, médicamente hablando, pesa menos en nuestro cuerpo, cambiando el concepto tradicional de envejecimiento. Aunque en los países desarrollados crece la proporción de personas de edad avanzada, el horizonte de la expectativa de vida se aleja aún más rápidamente y se lentifica también el deterioro del organismo. Paradójicamente, la población envejece pero al mismo tiempo se vuelve más saludable.
Sin embargo, nos hemos quedado atados a la definición de vejez provista por la demografía clásica, cuando hay definiciones alternativas que son más atractivas para la medicina y la formulación de políticas públicas.
Para la demografía clásica el ser humano sería viejo por contar muchos años calendario en su haber.
Pero una definición alternativa es considerar "viejo" a quien está cerca del tiempo de morir de forma natural. Y otra podría considerar “mayor” a quien vive bajo los efectos de discapacidades propias de un cuerpo que involuciona.
Si por “vejez” entendemos contar muchos años calendario, entonces el mundo, y particularmente Europa y China (también la Argentina), envejecen a pasos acelerados: crece la proporción de personas de edad avanzada respecto de los jóvenes, debido fundamentalmente a que nacen menos personas, y las que hay demoran más en morir. En los países desarrollados, en el año 2005 había tres personas en edad laboral (15 a 64 años) por cada mayor de 65 años. Y esta relación será casi de uno a uno para el 2050.
En cambio, si por "viejo" entendemos alguien cuya muerte de causa natural está cercana, entonces el mundo desarrollado en realidad rejuvenece. Hoy en día una persona que cumple 65 años en Estados Unidos puede esperar vivir en promedio hasta los 84, mientras que en 1935 tendría que pensar en 77 años. De hecho, la proporción de personas de 70 años que transitan sus últimos 5 años de vida esta disminuyendo. El japonés, italiano, alemán, o australiano que cumplió 65 años de edad, bien puede planificar sus próximos 25 años de vida, porque en promedio vivirá hasta los 90.
Finalmente veamos el caso de la incapacidad. Indudablemente, con la edad el cuerpo humano involuciona en muchos aspectos físicos y mentales. Sin embargo este proceso es muy variable y hoy, en los países desarrollados, el deterioro se lentifica. Ingleses y americanos han comprobado que, si bien cada vez hay más gente de edad avanzada, la proporción de personas que viven con discapacidades en relación al total de la población adulta se mantiene constante o tiende a disminuir. Es decir que la población envejece pero también, y al mismo tiempo, se vuelve más saludable.
En consecuencia, dado que las edades calendario y biológicas ya no significan lo mismo, habría que replantear la edad de la jubilación. El 82% móvil podrá ser hoy impagable (o no), para quien se jubila a los 65, pero quizás podría ser viable a partir de los 67 ó 68 años. Además, la gente permanecería más tiempo en su obra social sin pasar al PAMI, aliviándolo, y el sistema general permitiría que todos sigamos activos algunos años más, lo que sumaría fuerza laboral a un país que la necesita desesperadamente dada su escasa población.

Realidades diferentes
Lamentablemente la tendencia hacia una población que envejece sanamente y vive más no es válida por igual para todos los países y regiones. La mortalidad entre 65 y 74 años es de 23 por mil habitantes en promedio en Gran Bretaña y de 24,6 por mil en la Argentina. Ahora bien, no sólo la vida después de los 65 es más corta en nuestro país, sino que además hay diferencias entre las distintas regiones.
En el año 2008, según las Estadísticas Vitales del Ministerio de Salud, en ese rango de edades morían 19,6 por mil habitantes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires contra 32 personas cada mil en el Chaco, 29 cada mil en Misiones, 28 cada mil en Santa Cruz, y 27 cada mil en Formosa. Es decir que la probabilidad de morir entre los 65 y los 74 años de edad es un 50% mayor para quienes viven en el Noreste (es parecido en el NOA), comparado con la Capital Federal.
 Evidentemente no es justo que sólo algunos argentinos privilegiados tengan más años de vida saludable por delante, luego debemos hacer algo para que todos gocemos de este beneficio propio de países desarrollados.
Para ello hay algunas cuestiones que cuidar, en la medida de nuestras posibilidades: mantenerse laboralmente activo, practicar deportes, tener vida social y comunitaria, controlar el colesterol, la presión arterial y el azúcar, no fumar y conducir con cinturón de seguridad, además de contar con la ventaja de haber estudiado durante no menos de 12 años y gozado de buenos salarios.
Es decir que contar 75 cumpleaños y que el cuerpo acuse en realidad 65 es un privilegio condicionado fuertemente por factores sociales. Intervenir en este sentido es una prioridad. Después de todo, la inflación de la edad es probablemente la única inflación que todos estaríamos dispuestos a votar, y nos ayudará a superar el debate por la edad jubilatoria. 

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Artículo Publicado hoy en Consultor de Salud



El “Plan Médico Obligatorio” es un “...conjunto de prestaciones básicas esenciales garantizadas por los Agentes
 Seguro de Salud comprendidos en el Artículo I de la Ley 23.660...” . Éstas prestaciones médicas deben ser cubiertas por la Seguridad Social, y, de facto, por los servicios de medicina pre-paga. Sintéticamente el PMO indica al financiador aquello que indefectiblemente debe cubrir, y orienta al paciente respecto de lo que tiene “derecho” a reclamar. 
En el caso hipotético en que financiador y prestadores se ciñan estrictamente al PMO, podrían acotar la oferta de productos y servicios y limitar sus costos. Para el paciente el PMO funcionaría entonces como límite (u oportunidad) para la demanda de servicios de salud. Indudablemente necesitamos el PMO o algo parecido; pero su función en el sistema no es satisfactoria (Ver artículo completo).






http://www.consultordesalud.com/(jx5veo5551plwnrzquwjyt45)/EdicionImpresaActual.aspx?ddlPaises=1

Artículo de Opinión, Diario de Necochea


La ideología del retornoPDFImprimirE-mail
Martes, 09 de Noviembre de 2010 13:40
Nuestro pueblo comparte muchas cosas, pero falta ese olvido esencial que engendra lo común en la diferencia
 Dr. Carlos Javier Regazzoni*


Para la neurología el cerebro invierte un activo esfuerzo en olvidar. La causa del olvido no es la falta de capacidad acumulativa, sino la inhibición activa que el cerebro hace de ciertos recuerdos. Sin olvido no existiría lo nuevo. Todo nuevo día sería evocación incesante del primero, y no evolucionaría nuestro contenido conciente. Más allá de la neurobiología, cuando Renán se preguntó “que cosa es una nación” respondió que no sólo es un contenido espiritual común participado por un pueblo, sino que sobre todas las cosas, es un conjunto de olvidos compartidos. El olvido juega un rol fundamental en la configuración de la nación porque para manifestar una raíz nacional común necesitamos olvidar las diversas procedencias y todas aquellas cosas originarias que nos hacen distintos. Para que exista una nación todos debemos olvidar un poco nuestras diferencias, para ser un poco iguales... (Nota completa).



martes, 26 de octubre de 2010

Otro año sin reforma universitaria

El último 15 de junio se cumplieron 92 años de la Reforma Universitaria surgida en Córdoba. Este año el Congreso debería haber debatido una nueva reforma universitaria, para la cual existen varios proyectos en danza. Claramente, una vez más, no hubo espacio para aceptar un desafío, que probablemente sea el más decisivo para nuestro futuro como Nación: el de concebir una Universidad para el desarrollo, en la era global.

Uno de los problemas estratégicos más serios de la Argentina es el bajo nivel de capacitación de su población económicamente activa. Actualmente menos del 6% de nuestra población trabajadora posee un título universitario, contra más del 25% en cualquier país europeo o de América del Norte.
La diferencia es mucha, y se agranda cuando vemos nuestro desempeño en los últimos 70 años. En el Censo de 1947 esa proporción era del 1,7% y venimos creciendo a menos del 1% por década. Si esto se mantiene, tendremos que esperar 20 décadas para estar como Europa, Japón, o América del Norte hoy.
Cambiar la tendencia implicaría, por ejemplo, cuadruplicar nuestros egresados, y aún así nos estarían faltando 50 años. Y lo más preocupante es que el número de graduados está fijo alrededor de los 90.000 por año, desde el 2004. A este ritmo en realidad retrocedemos, porque la cantidad de gente que ingresa a la edad de trabajar sigue aumentando, y lo hace sin capacitación.
El problema no es sólo cuantitativo. Vocación individual aparte, nuestro país tiene el doble de médicos, abogados, y psicólogos de lo que necesita, y requiere con urgencia diez veces más ingenieros, químicos, físicos, matemáticos, y administradores. Por otro lado, debe cambiar la oferta de carreras; está demostrado que 70 a 80% de nuestros alumnos no permanece más de 3 años en la universidad. Luego se impone replantear el tipo de títulos que se otorgan; es preferible un título intermedio de bachiller universitario, similar al College americano, que luego será completado con un master específico dependiendo de la situación laboral individual, que un médico vendiendo equipamiento o un abogado administrando un sanatorio, actividades muy poco relacionadas a su extensa capacitación universitaria. Nuestra idea de “título profesional habilitante” ha quedado totalmente superada en el mundo entero, y la realidad productiva nos invita a cambiarla.
Además está demostrado que no es una cuestión de dinero. Producir un graduado genera a la sociedad un retorno del 20 al 30% anual sobre lo invertido, en mayor productividad y nivel salarial, según los cálculos del propio Banco Mundial entre otras investigaciones.
Un plan universitario serio tiene que multiplicar por cuatro la cantidad anual de egresados, debe cambiar la oferta curricular, debe dar vuelta como una media nuestros métodos pedagógicos en educación superior, y debe hacer fuerte hincapié en la investigación básica. Porque la Argentina produce unos 700 doctorados anuales, una cifra insignificante para competir en la sociedad del conocimiento; además, nuestra nación no aumenta sustancialmente su producción de trabajos científicos desde hace 10 años.  
Más allá de todo otro recurso, el crecimiento económico depende de personas concretas, con un conjunto de habilidades para generar valor en la sociedad. La instrucción superior tiene como principal misión brindar esas capacidades. En la Argentina la situación es muy seria, y con fuertes repercusiones a por lo menos, dos siglos vista.


sábado, 16 de octubre de 2010

La inflación de la edad y el 82% Móvil

En los últimos años cambió el concepto de envejecimiento en el mundo porque la población de mayor edad se vuelve cada vez más saludable. Esto permitiría replantear en la Argentina la edad de la jubilación, para que el 82% móvil lo puedan cobrar quienes se jubilen a partir de los 67 ó 68 años, lo que sería muy positivo para el ANSES, y el PAMI, y mejoraría el nivel de riesgo de las Obras Sociales. 


Uno de los últimos conceptos en materia de envejecimiento no surgió de la medicina sino de la economía. Se trata de la "inflación de la edad". Hoy, nuestro cuerpo puede darse el lujo de comprar años calendario a un costo biológico mucho menor que hace dos décadas. O dicho de otro modo, los años, médicamente hablando, pesan menos. Estas definiciones alternativas de vejez paradójicamente son más atractivas para la medicina y la formulación de política públicas que las provistas por la demografía clásica.
El problema surge de la misma definición de vejez. ¿Que entendemos hoy por envejecimiento? Para esta pregunta hay tres respuestas. En primer lugar, el ser humano sería viejo, con perdón de la palabra, por contar muchos años calendario en su haber. Una definición alternativa es considerar "viejo" a quien esta cerca del tiempo de morir de forma natural. Por ultimo, una persona se podría considerar mayor por el hecho de vivir bajo los efectos de las discapacidades propias de un cuerpo que involuciona. Estas tres definiciones afectan nuestra postura frente al problema del envejecimiento mundial. 
Si por “vejez” entendemos muchos años calendario, entonces el mundo, y particularmente Europa y China, envejecen a pasos acelerados; crece la proporción de personas de edad avanzada respecto de los jóvenes, debido fundamentalmente a que nacen menos personas, y las que hay demoran menos en morir. En los países desarrollados, en el año 2005 había tres personas en edad laboral (15 a 64 años) por cada mayor de 65 años. Esa relación será de uno a uno para el 2050.
Si por "viejo" en cambio, nuevamente con licencia del termino, entendemos alguien cuya muerte de causa natural esta cercana, el mundo desarrollado entonces, en realidad rejuvenece. Hoy en día una persona que cumple 65 años en Estados Unidos puede esperar vivir en promedio hasta los 84, mientras que en 1935 tendría que pensar en los 77 años. De hecho, la proporción de personas de 70 años que transitan sus últimos 5 años de vida esta disminuyendo. El japonés, italiano, alemán, o australiano que cumplió actualmente 65 años de edad, bien podría planificar sus próximos 25 años de vida, porque en promedio vivirá hasta los 90.
Finalmente veamos el caso de la incapacidad. Indudablemente con la edad el cuerpo humano involuciona en muchos aspectos físicos y mentales. Sin embargo este proceso es muy variable, y hoy, en los países desarrollados, el deterioro se enllentece. Ingleses y Americanos han comprobado que si bien cada vez tienen mas gente de edad avanzada, la proporción de personas que viven con discapacidades en relación al total de la población adulta se mantiene constante o tiende a disminuir. Es decir que la población envejece pero también, y en simultáneo, se vuelve mas saludable.
Dado que las edades calendario y biológicas ya no significan lo mismo, probablemente habrá que replantear la edad de jubilación, quienes pasan al PAMI, y demás. Por ejemplo, si el 82% móvil es impagable para quien se jubila a los 65, podría no serlo a partir de los 67 o 68 años. Además, la gente se quedaría mas tiempo en su obra social sin pasar al PAMI, y este sistema permitiría que todos sigamos activos algunos años mas, lo que agrega fuerza laboral a un país que la necesita desesperadamente dado su parva población.
Vejez saludable, un beneficio del desarrollo
Lamentablemente la mortalidad entre 65 y 74 años es de 23/1.000 promedio en Gran Bretaña y de 24,6/1.000 en la Argentina. Ahora bien, no solo la vida después de los 65 es mas corta en nuestro país, sino que ademas hay zonas y zonas. En el año 2008, según las Estadísticas Vitales del Ministerio de Salud, en ese rango de edades morían 19,6/1.000 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires contra 32 personas cada 1.000 en el Chaco, 29/1.000 en Misiones, 28/1.000 en Santa Cruz, y 27/1.000 en Formosa. Es decir que la probabilidad de morir entre los 65 y los 74 años de edad es un 50% mayor para los que viven en el Litoral (es parecido en el NOA) comparado con la Capital Federal. 
Si algunos argentinos privilegiados pueden tener mas años de vida saludable por delante, entonces todos podemos gozar de este privilegio propio de países desarrollados. Pero para lograrlo hay algunas tareas que realizar. Mantenerse laboralmente activo, practicar deportes, tener vida social y comunitaria, controlar el colesterol, la presión arterial, y el azúcar, no fumar, conducir con cinturón de seguridad, haber estudiado durante no menos de 12 años, y tener buenos salarios. Estos son los predictores de años biológicos muy caros en términos de años calendario. Contar 75 cumpleaños y que el cuerpo tenga en realidad 65 es un privilegio muy condicionado por factores sociales. Intervenir en este sentido es una prioridad. Después de todo, la inflación de los años es probablemente la única alza de precios que todos estaríamos dispuestos a votar.

domingo, 10 de octubre de 2010

Una Clase Trabajadora Educada

En un artículo publicado en el número de mayo/junio de Foreign Affairs, el presidente de la Universidad de Yale, Richard Levin, habla sobre el futuro de la Universidad en el Mundo, y particularmente el trabajo extraordinario que ha venido realizando Asia en materia de educación superior (post-secundario) de su clase trabajadora.
Detengamonos un segundo en la figura de Levin. El autor anunció hace unos años que Yale planeaba dedicar 250 millones de dólares a becas para atraer estudiantes de todo el mundo, América Latina incluída, a Yale. Como presidente de una de las cuatro mejores universidades del mundo, claramente intenta dar una impronta global a dicha casa de estudios. Ahora, en el artículo que comento, dedica varias páginas a estudiar el fenómeno Asiático.
El puente de unión entre ambas cuestiones lo menciona el propio autor en Foreign Affairs: "World Class Universities". China, Singapur, Malasia, han puesto en marcha sendas estrategias no sólo para propulsar la educación superior de su población económicamente activa, sino para crear en su propio territorio, universidades de clase mundial. ¿Qué es esto? Casas de estudio a la altura de la transformación científica, tecnológica, y social, que el mundo experimenta hoy en día. Hay que ver lo que ocurre en Harvard en esta mañana en que escribo. A primera vista parece una pequeña aldea con vida pueblerina. Pero cuando uno sigue contemplando, de golpe comienza a notar: estudiantes de todo el mundo, profesores de las disciplinas más sofisticadas, legiones de esos chicos abanderados de escuela que nuestra argentina margina por carecer de las habilidades propias de la "viveza criolla". Aquí, la universidad, desde la tranquilidad del estudio, proyecta al mundo los mayores avances en todas las disciplinas que se nos ocurran.
La situación de la universidad argentina la describo en una presentación posteada anteriormente. Ahora bien, no sólo deberíamos proponernos aumentar la proporción de universitarios en nuestra PEA, cuestión ya de por sí difícil, sino que además, podríamos soñar con generar, en ESTA GENERACIÓN, una universidad de clase mundial. Ahora como Levin muestra en su artículo, esto ocurre pidiendo sabiduría a quienes lo tienen. Y esos sabios de hoy, son los sistemas universitarios sajones de USA y Reino Unido. No hay otra. De la nada es imposible crecer.

viernes, 8 de octubre de 2010

Educación superior y Población Trabajadora en la Argentina

En esta presentación se analiza la poca proporción de Universitarios en nuestra clase trabajadora, y el enorme desafío hacia adelante, ya que la evolución de los estudios universitarios ha sido muy mala en los últimos años.

Determinantes sociales de la salud

Una conferencia sobre los determinantes sociales de la salud en el mundo, y las conclusiones de un estudio sobre las comunas de la Ciudad de Buenos Aires.

viernes, 30 de julio de 2010

¿Otra Revolucionaria Reforma de Salud?

En su libro "la alternativa de la izquierda", Roberto Mangabeira escribe que "...a los ojos del mundo, Europa ha representado la promesa de una forma de economía de mercado y de globalización más inclusiva e igualitaria que la que se asocia con los ordenamientos estadounidenses y el poder de Estados Unidos". Sin embargo, las noticias en salud que llegan desde el Reino Unido parecen desdecir su afirmación; mientras que el presidente Obama intentó dar un giro más "social" al sistema médico de su país, en Gran Bretaña parece que toman la dirección opuesta.
Debo a un gran médico y dirigente del sector salud, y tras una excelente conversación, el encendido de un alerta: en el horizonte de la salud global aparece otra reforma histórica del sistema de salud. Esta vez toca al Reino Unido. Ocurre que Cameron, su primer ministro, está planeando nada menos que privatizar el Servicio Nacional de Salud de su país. Una de las instituciones más tradicionales de Gran Bretaña, con un millón de empleados y que supo ser ejemplo de prácticas de salud pública, aparentemente se ha vuelto insostenible. El servicio es regular o al menos sumamente incómodo para los pacientes, y el financiamiento se ha vuelto directamente imposible. La verdad es que para quienes dedicamos la última década a estudiar los sistemas de salud, primero la experiencia Americana y ahora la inglesa, son dos modelos extraordinarios para sacar conclusiones respecto de cuál será el mejor futuro para el sistema de salud en la Argentina.

viernes, 18 de junio de 2010

Perspectivas de la Educación, la Salud y la Vivienda como derechos económicos sociales y culturales básicos


El día 30 de junio a las 18 horas en el Salón Auditorium del Edificio Anexo del Honorable Senado de la Nación, se llevaró a cabo  el  panel “Perspectivas de la Educación, la Salud y la Vivienda como derechos económicos sociales y culturales básicos”,

Lo integraron el Dr. Antonio Battro, miembro de la Academia Nacional de Educación, el Dr. Martin Moyano, Director del Instituto de Vivienda de la Ciudad (I.V.C.) y el Dr. Carlos Regazzoni, ex- Subsecretario del Ministerio de Desarrollo Social del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos  Aires. El panel será coordinado por la Dra. Lilia Goday,  Directora General de FOPAZ.

jueves, 20 de mayo de 2010

Presentación del Libro: La Misión Política de la Universidad




15 de Junio 2010 - 18hrs - Facultad de Derecho UBA

Presentación del Libro "La misión política de la Universidad"

Instituto de Investigaciones Jurídicas y Sociales “Ambrosio Lucas Gioja"
Av. Figueroa Alcorta 2263, 1° piso


Autor: Dr. Carlos Javier Regazzoni
Presentación: Dr. Gonzalo Alvarez
Coordinación: Dr. José Pablo Di Iorio

La Reforma de Salud de Obama, y la Agenda Argentina en Salud

Conferencia en la UBA Derecho sobre la Reforma de Salud de Obama, y los puntos salientes de una agenda para la futura reforma del sistema de salud Argentino.
NOTA en DERECHO al Día, UBA


La reforma de salud, que llevó adelante el Presidente Barak Obama, sin dudas va quedar como uno de los grandes hitos de su gestión. Los puntos centrales que volvieron necesario modificar el sistema de salud de los Estados Unidos, fueron básicamente tres.
El Gasto
El sistema norteamericano de salud es el que más dinero gasta en comparación a países considerados del primer mundo. Norteamérica duplica su gasto en comparación a países como Reino Unido o Canadá. Del total del presupuesto en salud más del 60% se va en infraestructura hospitalaria y en honorarios médicos. Y casi la mitad del presupuesto utiliza recursos públicos para su financiamiento.
Entre las causas de aumento del gasto podemos mencionar:
-la existencia de mayor riqueza; cuanto más rica son las naciones, más gastan en salud.
-el mayor uso de los servicios de salud a causa del envejecimiento poblacional, el aumento de las enfermedades crónicas como la obesidad, la aparición de nuevas tecnologías médicas, y la inflación en los precios de los servicios de salud.
La cobertura
En relación al problema de la cobertura, su crisis queda evidenciada en el hecho que existen cálculos que estiman en 45 millones las personas que no cuentan con ningún tipo de seguro de salud en los Estados Unidos.
La calidad
La calidad del sistema se ve afectada por distintas variables: existe un gasto elevado en relación a la cantidad de años de esperanza de vida que se ganan, la calidad de atención es más baja de lo esperable para el nivel de inversión, y la inequidad en la calidad de atención es flagrante.
¿Cuál es el objetivo que persigue la reforma de salud de Obama?
Básicamente, lo que se busco fue ampliar la cobertura, mejorando la calidad y tratando de reducir el gasto. La reforma de salud genera una dificultad en su cambio e implementación ya que afecta los intereses de todos los actores del sistema que lo conforman. Pero indudablemente los cambios que se llevan adelante buscan mejorar el sistema desde el punto de vista del paciente, aunque afectando los intereses de los administradores de recursos en salud y de ciertos proveedores.
La reforma finalmente aprobada
La reforma afectó diferentes actores y procesos dentro del sistema de salud de EE.UU. Las medidas más destacadas se ejercieron sobre los seguros de salud, los impuestos para financiar la reforma, y algunas pautas administrativas de los sistemas de salud para jubilados (Medicare) e indigentes (Medicaid).
Respecto de los seguros de salud
       Se prohibieron las pre-existencias.
       Se prohibieron las bajas arbitrarias debido al uso del seguro o por edad.
       Se crearon planes mínimos y mercado de seguros para volverlos accesibles.
       Se estableció la obligatoriedad del seguro de salud.
En relación a la cobertura
       Se impartió la Obligatoriedad del seguro de salud ya sea para individuos y para empleadores propietarios de pequeños negocios.
       Se determinaron multas por incumplimiento de esta obligatoriedad.
       Se diseñaron subsidios federales en casos de ingreso anual menor al 400% de la línea federal de pobreza.
       Se amplia el Medicaid, sistema de salud para las personas más pobres del país, si el ingreso es menor al 130% de la línea de pobreza.

Modificaciones  en el financiamiento del sistema

       Impuesto a los seguros de salud más elevados a partir del 2018.
       Determinaron aumentar los impuestos al ingreso actualmente destinados al Medicare.
       Determinaron tarifas e impuestos a ciertas prótesis y medicamentos.

Cambios en el MEDICARE

       Congelamiento de precios a aseguradoras que prestan servicios al Medicare.
       Cerrar el hiato de cobertura para medicamentos hacia el 2020 para todos los beneficiarios del programa. Antes se cubrían medicamentos hasta $1.500 mensuales y luego de los $4.500/mes. Ahora también se cubrirá el intermedio, solucionando los problemas de gasto de bolsillo de muchos jubilados Americanos. 

Conclusiones para la Argentina

La reforma de salud propuesta por el presidente Obama contó con un extenso período de debate y acumulación de evidencia científica respecto de la administración de los sistemas de salud. Este enorme esfuerzo intelectual pasa a conformar un recurso común para todas las agendas de reforma del mundo. La Argentina aún adeuda esta asignatura.
¿Cómo funciona el sistema de salud en Argentina?
En referencia al gasto, en nuestro país está caracterizado porque un elevado costo, fuerte ineficiencia, y una asignación inequitativa. Por otro lado, el financiamiento proviene principalmente del sector público, pero hay que reconocer que el sector privado realiza un gran aporte cercano al 45%.
Respecto de la cobertura, esta es muy ineficiente. El sistema cuenta con muchos financiadores y administradores, a su vez el 50% de los efectores provienen del sector privado, y los conflictos de intereses entre sus actores son permanentes.
Además, hay que destacar que nuestra población esta envejeciendo; se espera que para el año 2020 la edad promedio de un argentino este por encima de los 30 años, cuando a fines de los noventa el promedio se encontraba en los 20 años. Este valor es superior al promedio de América Latina. Esto agrega una dificultad adicional al problema de la cobertura.
Desde el punto de vista de la calidad, el sistema de salud en la Argentina esta caracterizado por su inequidad. El índice de mortalidad infantil nos demuestra que un niño nacido en la provincia de Formosa o Chaco tiene cuatro veces más posibilidades de morir si nace en Tierra del Fuego o en la Ciudad de Buenos Aires.  A la misma tendencia están sujetas las madres. Además, muchos estudios demuestran que nuestros pacientes con enfermedades frecuentes como diabetes, insuficiencia cardíaca, infarto, cáncer de colon, y otras, reciben un tratamiento insuficiente e inadecuado.
Planteada una reforma del sistema de salud argentino, los puntos sobresalientes deberán ser:
-       Aumento de la cobertura.
-       Expansión del acceso de los beneficiarios a los servicios que el mismo provee.
-       Mejora en la calidad de atención médica.
-       Serios programas de prevención y promoción de una vida sana.
-   Mejoría del gasto en salud y aumento de su eficiencia. 

Aumentar la equidad en el país es crucial para nuestro futuro como sociedad y como comunidad política. La promoción de la equidad en salud es, a este respecto, la prioridad número uno en cualquier escenario de reforma que se plantee. Lo ocurrido en Estados Unidos abre un debate que, en nuestro país, aguarda desde hace años recibir un tratamiento adecuado.

lunes, 12 de abril de 2010

La salud es una prioridad, es muy productiva, y depende de la educación

En primer lugar la salud es una prioridad debido al estado en nuestro país. Las cifras indican que Argentina posee un buen estado de salud de la población que además parecía haber mejorado en los últimos años según se deja concluir por el descenso de la mortalidad infantil y el aumento de la expectativa de vida al nacer. Sin embargo, la distribución de los beneficios es muy asimétrica, con una gran variación regional. En cuanto a la mortalidad total, predominan las causas vasculares como en el mundo desarrollado, pero nuevamente en este punto se observan fuertes asimetrías siendo muy importantes las enfermedades infecciosas en el norte, una característica de países subdesarrollados. A la inequidad en la distribución de la salud hay que sumarle una población envejecida con 28% de los habitantes menores de 15 años y 10% con 65 o más años de edad, hecho que agrega una pesada carga al sistema previsional. El cataclismo económico del último semestre ha desabastecido los hospitales al nivel de la emergencia, aumentado los índices de desnutrición, y hay que ver lo que vaya a ocurrir con la mortalidad cardiovascular, cuya tasa aumenta casi al doble con la desocupación según se ha visto en la Rusia post-comunista, en los obreros desocupados de Gran Bretaña, y en la Alemania del Este reunificada. Por otro lado el gasto de salud en Argentina es ineficiente, y en mi opinión, bajo, si se lo compara con países desarrollados.

Además, la buena salud genera riqueza y es uno de los motores del desarrollo sustentable. Invertir en salud es un negocio formidable para la economía de una nación. La salud, medida como expectativa de vida al nacer, y el “ingreso per capita” se correlacionan positivamente (World Bank, World Development Indicators 1999; World Bank DC, 1999. En: http://www-wds.worldbank.org/); los países con mayor ingreso per capita poseen mayor expectativa de vida al nacer. Por otro lado, la carga impuesta por la enfermedad a una sociedad, determinada como los días de vida perdidos por muertes precoces más aquellos vividos con una dishabilidad también es mayor en los países más pobres, con una enorme parte del impacto producida por enfermedades contagiosas, las cuales se asocian más al estado de ciertas condiciones sanitarias mínimas (Basic Indicators. In: World Health Organization. Health systems: improving performance. World Health Report 2000.). Además, la probabilidad de morir es mayor en las naciones más pobres, prácticamente a todas las edades.

En opinión de Bloom y Canning, de Harvard y Belfast respectivamente (Bloom DE, Canning D. The health and wealth of nations. Science 2000; 287: 1207-9), la enfermedad como problema social puede afectar la productividad de una nación: debido a que las poblaciones con mejores niveles de salud tenderían a poseer mejores condiciones de productividad, las poblaciones más sanas tienden a invertir más en educación, la longevidad aumenta el ahorro provisional que a su vez promueve la inversión, y la caída en las tasas de mortalidad infantil y perinatal se asocian a un aumento de la fuerza laboral en pocos años. La caída de la mortalidad infantil predice que un país va a comenzar en breve a crecer económicamente. Por otro lado, un país con 5 años más de expectativa de vida al nacer crecerá 0,3% a 0,5% por año más rápido que su contrapartida con peor salud.

Pero la salud depende ante todo de la educación. El conocimiento es probablemente el factor que más profundamente afecta el desarrollo de un país; se ha tomado el ejemplo de Korea del Sur donde el éxito obtenido en términos de crecimiento económico y mejoría de sus estándares de salud se atribuye al manejo que esa nación realizó en el área del conocimiento (tecnología, educación) (World Development Report 1998/99: Knowledge for Development. New York 1999. Oxford University Press). Medicamente hablando, las personas mejor educadas son más sanas: viven más y padecen menor número de enfermedades (Goldman D, Lakdawalla D. Understanding health disparities across education groups. National Bureau of Econimic Research Working Paper No. w8328, June 2001. http://www. nber.org/papers/w8328), lo que ha permitido hipotetizar que invertir en áreas de desarrollo no estrictamente médicas (como ser el caso de la escolaridad) tendría un fuerte impacto en la salud de la población (Pincus T, Esther R, DeWalt DA, Callahan LF. Social conditions and self-management are more powerful determinants of health than access to care. Annals of Internal Medicine 1998; Vol. 129: 406-411). La alfabetización materna es un caso paradigmático; si se siguen los datos provistos por la Organización Mundial de la Salud es posible encontrar una estrecha correlación entre el grado de alfabetización de las madres y la tasa de mortalidad materna a lo largo de las diferentes regiones del planeta. Aún considerando variaciones debidas al grado de cobertura otorgado por el sistema sanitario es innegable que a mayor alfabetización, menor mortalidad materna; resultados similares se han obtenido al investigar las relaciones entre cáncer de mama y alfabetización de las mujeres, y entre otros parámetros de salud y el nivel de instrucción de la población. En los países pobres invertir en educación es una prioridad sanitaria y un mínimo de escolaridad es una medida costo-efectiva para mejorar la salud de todos (World Bank. World Development Report 1993: Investing in health. New York 1993. Oxford University Press).

Llamativamente las relaciones entre salud y educación no se limitan a países emergentes; entre las personas que sufren un infarto agudo de miocardio las menos instruidas mueren más, y en Estados Unidos se ha observado que la mortalidad por todas las causas luego de los 25 años de edad disminuye sensiblemente a medida que aumenta el número de años de instrucción recibidos; esta asociación se ha reproducido en otros estudios y en países tales como Holanda, Noruega, Inglaterra, y Finlandia. Más aún, se ha visto que la intervención en la comunidad con planes educativos es capaz de reducir la prevalencia de = factores de riesgo coronario y otras afecciones. La mortalidad por todas las causas se distribuye conformando un gradiente a través de los diferentes niveles educativos y si bién las diferencias socioeconómicas explican parte del efecto todavía queda un importante lugar para la instrucción en sí como fuente de salud (Kaplan GA, Keil JE. Special report: socioeconomic factors and cardiovascular disease: a review of the literature. Circulation 1993; Vol. 88: 1973-1998). Nuevamente en USA, no terminar los estudios escolares superiores se asocia a un aumento considerable de las probabilidades de padecer artritis, ataque cardíaco, diabetes, epilepsia, ataque cerebral, y otras enfermedades crónicas antes de los 65 años de edad (Pincus T, Callahan LF, Burkhauser RV. Most chronic diseases are reported more frecquently by individuals with fewer than 12 years of formal education in the age 18-64 United States population. Journal of Chronic Diseas 1987; Vol. 40: 865-74). Pero con poca educación no solo se vive menos, sino que además se vive peor. En un censo de salud realizado entre 1996 y 1997 en Canadá, solamente el 19% de las personas con instrucción secundaria incompleta reportó que su salud fuera excelente, contra el 30% de las personas con estudios universitarios. Las personas con más años de escolaridad no solo se sienten mejor de salud, sino que además ganan más dinero, como ha sido demostrado permanentemente en los estudios macroeconómicos.

Como conclusión entonces. Los 35 años más de expectativa de vida que puede disfrutar el mundo desarrollado hoy en día en comparación con cien años atrás es un privilegio de los grupos más educados; el problema sanitario es urgente, es verdad, pero saber más y mejores cosas es el núcleo de la problemática humana; como observa Aristóteles en su Política: “...que el legislador debe ocuparse sobre todo de la educación de los jóvenes, nadie lo discutiría. De hecho, en las ciudades donde no ocurre así, eso daña los regímenes políticos...”, y era Platón quien contaba de unos famosos médicos tracios que advertían jamás intentar curar el cuerpo sin atender primero al alma del paciente, la cual se curaba con sabiduría. La educación es un valor con profundos efectos en todas las áreas de la persona y los datos en salud no hacen más que acentuar la urgencia de políticas destinadas a que la gente sepa más y mejor, considerando que quien más sabe, más desea saber, al igual que quien más vive, más desea vivir.

Por qué la salud debe ser prioritaria

En primer lugar la salud es una prioridad debido al estado de la misma en nuestro país. Las cifras indican que Argentina posee un buen estado de salud de la población que además parecía haber mejorado en los últimos años según se deja concluir por el descenso de la mortalidad infantil y el aumento de la expectativa de vida al nacer. Sin embargo, la distribución de los beneficios es muy asimétrica, con una gran variación regional. En cuanto a la mortalidad total, predominan las causas vasculares como en el mundo desarrollado, pero nuevamente en este punto se observan fuertes asimetrías siendo muy importantes las enfermedades infecciosas en el norte, una característica de países subdesarrollados. A la inequidad en la distribución de la salud hay que sumarle una población envejecida con 28% de los habitantes menores de 15 años y 10% con 65 o más años de edad, hecho que agrega una pesada carga al sistema previsional. El cataclismo económico del último semestre ha desabastecido los hospitales al nivel de la emergencia, aumentado los índices de desnutrición, y hay que ver lo que vaya a ocurrir con la mortalidad cardiovascular, cuya tasa aumenta casi al doble con la desocupación según se ha visto en la Rusia post-comunista, en los obreros desocupados de Gran Bretaña, y en la Alemania del Este reunificada. Por otro lado el gasto de salud en Argentina es ineficiente, y en mi opinión, bajo, si se lo compara con países desarrollados.

Además, la buena salud genera riqueza y es uno de los motores del desarrollo sustentable. Invertir en salud es un negocio formidable para la economía. La salud, medida como expectativa de vida al nacer, y el “ingreso per capita” se correlacionan positivamente (World Bank, World Development Indicators 1999; World Bank DC, 1999. En: http://www-wds.worldbank.org/); los países con mayor ingreso per capita poseen mayor expectativa de vida al nacer. Por otro lado, la carga impuesta por la enfermedad a una sociedad, determinada como los días de vida perdidos por muertes precoces más aquellos vividos con una dishabilidad también es mayor en los países más pobres, con una enorme parte del impacto producida por enfermedades contagiosas, las cuales se asocian más al estado de ciertas condiciones sanitarias mínimas (Basic Indicators. In: World Health Organization. Health systems: improving performance. World Health Report 2000.). Además, la probabilidad de morir es mayor en las naciones más pobres, prácticamente a todas las edades.

En opinión de Bloom y Canning, de Harvard y Belfast respectivamente (Bloom DE, Canning D. The health and wealth of nations. Science 2000; 287: 1207-9), la enfermedad como problema social puede afectar la productividad de una nación: debido a que las poblaciones con mejores niveles de salud tenderían a poseer mejores condiciones de productividad, las poblaciones más sanas tienden a invertir más en educación, la longevidad aumenta el ahorro provisional que a su vez promueve la inversión, y la caída en las tasas de mortalidad infantil y perinatal se asocian a un aumento de la fuerza laboral en pocos años. La caída de la mortalidad infantil predice que un país va a comenzar en breve a crecer económicamente. Por otro lado, un país con 5 años más de expectativa de vida al nacer crecerá 0,3% a 0,5% por año más rápido que su contrapartida con peor salud.

Pero sucede que la salud depende ante todo de la educación. El conocimiento es probablemente el factor que más profundamente afecta el desarrollo de un país; se ha tomado el ejemplo de Korea del Sur donde el éxito obtenido en términos de crecimiento económico y mejoría de sus estándares de salud se atribuye al manejo que esa nación realizó en el área del conocimiento (tecnología, educación) (World Development Report 1998/99: Knowledge for Development. New York 1999. Oxford University Press). Medicamente hablando, las personas mejor educadas son más sanas: viven más y padecen menor número de enfermedades (Goldman D, Lakdawalla D. Understanding health disparities across education groups. National Bureau of Econimic Research Working Paper No. w8328, June 2001. http://www. nber.org/papers/w8328), lo que ha permitido hipotetizar que invertir en áreas de desarrollo no estrictamente médicas (como ser el caso de la escolaridad) tendría un fuerte impacto en la salud de la población (Pincus T, Esther R, DeWalt DA, Callahan LF. Social conditions and self-management are more powerful determinants of health than access to care. Annals of Internal Medicine 1998; Vol. 129: 406-411). La alfabetización materna es un caso paradigmático; si se siguen los datos provistos por la Organización Mundial de la Salud es posible encontrar una estrecha correlación entre el grado de alfabetización de las madres y la tasa de mortalidad materna a lo largo de las diferentes regiones del planeta. Aún considerando variaciones debidas al grado de cobertura otorgado por el sistema sanitario es innegable que a mayor alfabetización, menor mortalidad materna; resultados similares se han obtenido al investigar las relaciones entre cáncer de mama y alfabetización de las mujeres, y entre otros parámetros de salud y el nivel de instrucción de la población. En los países pobres invertir en educación es una prioridad sanitaria y un mínimo de escolaridad es una medida costo-efectiva para mejorar la salud de todos (World Bank. World Development Report 1993: Investing in health. New York 1993. Oxford University Press).

Llamativamente las relaciones entre salud y educación no se limitan a países emergentes; entre las personas que sufren un infarto agudo de miocardio las menos instruidas mueren más, y en Estados Unidos se ha observado que la mortalidad por todas las causas luego de los 25 años de edad disminuye sensiblemente a medida que aumenta el número de años de instrucción recibidos; esta asociación se ha reproducido en otros estudios y en países tales como Holanda, Noruega, Inglaterra, y Finlandia. Más aún, se ha visto que la intervención en la comunidad con planes educativos es capaz de reducir la prevalencia de = factores de riesgo coronario y otras afecciones. La mortalidad por todas las causas se distribuye conformando un gradiente a través de los diferentes niveles educativos y si bién las diferencias socioeconómicas explican parte del efecto todavía queda un importante lugar para la instrucción en sí como fuente de salud (Kaplan GA, Keil JE. Special report: socioeconomic factors and cardiovascular disease: a review of the literature. Circulation 1993; Vol. 88: 1973-1998). Nuevamente en USA, no terminar los estudios escolares superiores se asocia a un aumento considerable de las probabilidades de padecer artritis, ataque cardíaco, diabetes, epilepsia, ataque cerebral, y otras enfermedades crónicas antes de los 65 años de edad (Pincus T, Callahan LF, Burkhauser RV. Most chronic diseases are reported more frecquently by individuals with fewer than 12 years of formal education in the age 18-64 United States population. Journal of Chronic Diseas 1987; Vol. 40: 865-74). Pero con poca educación no solo se vive menos, sino que además se vive peor. En un censo de salud realizado entre 1996 y 1997 en Canadá, solamente el 19% de las personas con instrucción secundaria incompleta reportó que su salud fuera excelente, contra el 30% de las personas con estudios universitarios. Las personas con más años de escolaridad no solo se sienten mejor de salud, sino que además ganan más dinero, como ha sido demostrado permanentemente en los estudios macroeconómicos.

Como conclusión entonces. Los 35 años más de expectativa de vida que puede disfrutar el mundo desarrollado hoy en día en comparación con cien años atrás es un privilegio de los grupos más educados; el problema sanitario es urgente, es verdad, pero saber más y mejores cosas es el núcleo de la problemática humana; como observa Aristóteles en su Política: “...que el legislador debe ocuparse sobre todo de la educación de los jóvenes, nadie lo discutiría. De hecho, en las ciudades donde no ocurre así, eso daña los regímenes políticos...”, y era Platón quien contaba de unos famosos médicos tracios que advertían jamás intentar curar el cuerpo sin atender primero al alma del paciente, la cual se curaba con sabiduría. La educación es un valor con profundos efectos en todas las áreas de la persona y los datos en salud no hacen más que acentuar la urgencia de políticas destinadas a que la gente sepa más y mejor, considerando que quien más sabe, más desea saber, al igual que quien más vive, más desea vivir.