sábado, 30 de agosto de 2008

Estatus Social y Mortalidad en Buenos Aires





Estados Unidos, Inglaterra, España, y otros países, han comprobado diferencias de 10 y 15 años en la esperanza de vida de sus habitantes según el nivel de ingreso y otros determinantes de posición social. Globalmente las comunidades pobres viven menos años, y dentro de una misma comunidad, las personas de sectores sociales más bajos, tienen una menor esperanza de vida que su contrapartida. Visto que la evidencia internacional indicaría una extraordinaria relevancia de las políticas educativas para el desempeño de los indicadores de salud de la población, parece oportuno estudiar la situación en Argentina. Hasta donde hemos podido investigar, en nuestro país no se han publicado datos al respecto en la literatura médica. Por ese motivo el objetivo de nuestra investigación fue determinar si en la ciudad de Buenos Aires existe relación entre la expectativa de vida, el ingreso, y el nivel educativo.

La Ciudad de Buenos Aires se halla dividida políticamente en 15 “comunas”, unidades administrativas que sirven a los efectos de la gestión pública de la Ciudad. Realizamos un estudio de corte transversal donde se tomaron todas las defunciones registradas en la ciudad de Buenos Aires durante el año 2006, provistas por la Dirección de Estadísticas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Se agruparon las defunciones según comuna de residencia del difunto, y se determinó la edad promedio al morir, según consta en el certificado. La edad promedio al morir equivale a la edad de defunción típica para una comunidad determinada en un momento establecido, y equivale, si se cumple el requisito de que refleje a una comunidad cerrada, a la esperanza de vida. Estos presupuestos se cumplen en nuestro caso, porque se analizan todas las defunciones de un período, en un área geográfica determinada. Evidentemente se tra
ta de muertes de porteños ocurridas en la capital, y con entierros en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires. La edad promedio al morir según comuna de residencia del difunto fue nuestra variable de resultado. Además se relevó el ingreso promedio per capita familiar registrado por la encuesta permanente de hogares durante el mismo período, y el porcentaje de personas con secundario completo o más. Ambos datos fueron a su vez agrupados por comuna. Estas fueron las variables explicativas. Se buscó correlación entre las variables, para lo cual se realizaron regresiones lineales simples entre nuestra variable de resultado y cada uno de los potenciales predictores. Posteriormente se realizó un análisis multivariado de la muestra mediante una regresión lineal múltiple con ambas variables explicativas.

Durante el año 2006 la Ciudad de Buenos Aires registró 30.390 defunciones. La edad promedio al morir fue de 69,5 para la comuna 8, y de 79,8 años para la comuna 2 como puntos extremos (Figura). El ingreso promedio por comuna fue de $1.850,8 mensuales por cabeza familiar para la comuna 2, y de $511,38 en la comuna 8. En el mapa se puede ver la distribución de la pobreza en la Ciudad de Buenos Aires, tomando como parámetro el porcentaje de hogares bajo la línea de pobreza según la Encuesta Permanente de Hogares, año 2006. De la figura es claro que la pobreza se agrupa en la zona sur de la ciudad. El porcentaje de población adulta con secundario completo varió de 16,5% en la comuna 8 a 69,6% en la comuna 2. El porcentaje de adultos con secundario completo en la comuna 8 fue de 16,5% para la comuna 8 y de 69,2% para la comuna 2. La edad promedio al morir por comuna correlacionó directamente con el nivel de ingreso promedio por comuna (R=0,72; p=0,003) y con el porcentaje de adultos con secundario completo por comuna (R= 0,80; p<0,0001). Ambas correlaciones fueron estadísticamente significativas. Además se observo que las dos variables explicativas fueron colineales, vale decir que correlacionan directamente entre sí. Se realizó una regresión lineal múltiple donde el nivel educativo explica las diferencias de mortalidad por comuna (p=0,05) mejor que el nivel de ingreso (p=0,70).

Los resultados expuestos más arriba muestran que en la Ciudad de Buenos Aires existe correlación directa entre nivel de escolaridad medido como porcentaje de adultos con secundario completo, y edad promedio al morir, como así también entre ésta y nivel de ingreso familiar. El nivel educativo explica mejor las diferencias observadas en la edad promedio de muerte por comuna, que las diferencias de ingreso. Esto se condice con las investigaciones realizadas en otras partes del mundo al respecto, según las cuales los diferenciales de escolarización explican diferencias de mortalidad, mejor que lo hacen las variaciones de ingreso. Si bien parece razonable interpretar que las personas en sectores sociales más bajos tienden a vivir menos años, la mortalidad no se asociaría tan solo al nivel educativo, sino que también lo haría al coeficiente intelectual, hecho que habla a favor de una conexión mucho más estructural entre ambos fenómenos. Según algunas investigaciones, las personas con IQ más altos durante la infancia viven más que su contraparte.

No hay explicaciones para esto aunque se han ensayado varias. Los diferenciales socioeconómicas se asociarían a diferencias en el funcionamiento autonómico y a cambios en los indicadores del síndrome metabólico. Se ha observado que el corazón de las personas de clase baja late en promedio más rápido y se recupera más lentamente luego del esfuerzo, indicando una activación simpática mayor, lo cual correlaciona con mortalidad cardiovascular. A su vez las personas de niveles socioeconómicos más bajos posee mayor propensión a padecer síndrome metabólico. Además, son numerosos los estudios que demuestran que diferentes mediadores de la respuesta inflamatoria, los cuales son cruciales para el desarrollo de la enfermedad coronaria, están aumentados entre las personas de bajo nivel socioeconómico en relación a quienes se hallan en mejor posición.

En resumen, los hallazgos son robustos, y concordantes con la información epidemiológica y fisiopatológica previa, pero novedosos en nuestro medio. Las comunas más pobres de la ciudad de Buenos Aires tienen una esperanza de vida diez años menor que las más aventajadas. La trascendencia de los mismos es grande para la formulación de políticas públicas. Se ha sugerido que se consideren los efectos de políticas de ingreso y educativas sobre la salud de la población. Además, los expertos previenen contra cifrar demasiadas expectativas en las reformas del sistema de salud si no se atacan otros problemas sociales como la pobreza y la falta de escolaridad.

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