Dr. Hernán Carlos Chavin
A nivel mundial existe una crisis en el sistema sanitario dada por la escasez del recurso humano en enfermería. Esto tiene graves implicancias ya que se ha visto que un aumento en el número de pacientes por enfermero produce un incremento en la mortalidad hospitalaria.
En los Estados Unidos, y en la última década, se ha ido pronunciando está disminución en el número de enfermeros, e incluso los medios han expresado su alarma con respecto a esta situación. La Argentina tampoco escapa a esta realidad.
Enfermería y mortalidad:
El servicio de enfermería desempeña un rol fundamental en el sistema hospitalario al ser el encargado de la detección temprana y el manejo precoz del paciente que se deteriora. La efectividad de esta tarea está determinada por el número de enfermeros disponibles para la atención de los enfermos internados. Por lo tanto, no es sorprendente que la relación paciente-enfermero sea un factor preponderante en las variaciones de mortalidad entre distintos hospitales.
Numerosos estudios han reportado una relación entre mayor número de enfermeros y menor mortalidad hospitalaria. Sin embargo, no esta determinado cual es el número óptimo en la relación paciente-enfermero.
Uno de los estudios más recientes se desarrolló en los Estados Unidos, en la región de Pennsylvania. Se estudiaron 168 hospitales de adultos con el objetivo de determinar la relación entre el número de enfermeros y: mortalidad hospitalaria, complicaciones graves e insatisfacción laboral. Los resultados mostraron que la relación paciente-enfermero variaba entre un máximo de 4 a 1 y un mínimo de 8 a 1 a lo largo de toda la región. Se vio que si esta relación hubiera sido 4 a 1 en todos los hospitales, se podrían haber evitado 1000 muertes en 30 días.
También se observó que la mortalidad hospitalaria aumentaba un 7% por cada paciente adicional por enfermero. Además, el aumento del número de pacientes por enfermero de 4 a 6 se acompañaba de un incremento en la mortalidad de un 14%, y el aumento de 4 a 8 de un incremento del 31%.
Estos resultados implican que podría lograrse una disminución sustancial de la mortalidad hospitalaria a través del incremento del número de enfermeros.
Otro de los factores estudiados fue la relación entre el número de enfermeros y la insatisfacción laboral. Se observó que en los hospitales con una relación paciente-enfermero más alta existía casi el doble de insatisfacción laboral y de síndrome de burn-out con respecto a hospitales con relaciones más bajas. Esta insatisfacción es 4 veces más alta en enfermería con respecto al promedio de todas las otras profesiones, y 1de cada 5 enfermeros reporta su intención de renuncia al trabajo dentro del año. Por lo tanto, esta sobrecarga de trabajo tiene gran relación con la escasez del recurso humano en enfermería. Un aumento en el número de enfermeros disminuye por sí solo la merma de trabajadores, pero también evita la renuncia de los que ya se encuentran trabajando.
Una de las medidas tomadas en Estados Unidos, en el Estado de California, fue la aprobación de una ley que regula el número de pacientes por enfermero en los hospitales. Está entró en vigencia en julio de 2003 y expresaba que los hospitales debían disponer de un mínimo de 1 enfermero por cada 6 pacientes.
Situación en Argentina:
El déficit de enfermeros es una de las principales debilidades del sistema sanitario argentino ya que se calcula que faltarían 90 mil profesionales en todo el país, mientras que la cantidad de médicos excede largamente la media internacional.
En el país hay una enfermera cada cuatro médicos, según informes de la carrera de Enfermería de la Universidad de Buenos Aires (UBA), cuando debería ser a la inversa, de acuerdo con recomendaciones del Banco Mundial.
Por cada cinco médicos que egresan al año se recibe un solo enfermero, que obtendrá alrededor de $ 1.500 como ingreso mensual promedio. Hay un médico cada 230 habitantes, siendo el segundo país con más médicos por habitante, y existe solamente un enfermero cada 482 habitantes.
Hay 85 mil enfermeros en el país, y mientras la Capital tiene 6.000 cargos sin cubrir, en los hospitales bonaerenses se necesitan al menos 4.000 profesionales, de acuerdo con datos del Observatorio de Recursos Humanos de la provincia de Buenos Aires.
Tan sólo 1.000 licenciados en enfermería egresan por año de todas las universidades del país, mientras que alrededor de 5.000 médicos se suman anualmente al mercado de trabajo, una relación que agravará el faltante de enfermeras en los próximos años.
El problema es que al déficit actual se sumará el vacío que dejarán las enfermeras que se jubilen, ya que se estima que en cinco años un 40% del personal en actividad estará en condiciones de jubilarse.
Históricamente, el desarrollo de la Enfermería argentina estuvo afectado por la situación socio-económico-política y sanitaria del país, provocando desajustes entre la formación de los recursos humanos en Enfermería, y su inserción laboral. Diferentes factores fueron profundizando esos desajustes, entre ellos:
• currículas desactualizadas que enfatizan aspectos del individuo predominantemente biológicos y recuperativos de la salud;
• subutilización del personal,
• una mayor concentración del personal profesional en puestos administrativos y docentes, y una alta proporción de auxiliares y/o empíricos en el área asistencial,
• ocupación de puestos de conducción por personal no capacitado, y
• concentración de personal de Enfermería, sobre todo profesional, en áreas urbanas de mayor densidad de población,
• escasa relación entre el área docente y el de servicio.
Otro aspecto a destacar es la denominación social de "enfermera/o" usada para el personal de Enfermería, no solo por la población general sino, también, por los propios profesionales de la salud, sin considerar su formación o la función que desempeña.
De acuerdo a la preparación formal existen Licenciados en Enfermería (egresados de escuelas universitarias), Enfermeros egresados de escuelas universitarias y no universitarias: municipales, provinciales o privadas (con secundario completo) y Auxiliares de Enfermería (realizan cursos de 9 o 12 meses con estudios primarios completos, otros tienen estudios secundarios aunque no es requisito para el curso de Auxiliar), y los ayudantes o empíricos conforman el grupo sin preparación formal (aproximadamente el 50% de ellos no tiene escolaridad primaria completa). En general no existe división técnica de funciones entre las categorías mencionadas.
Ante el panorama mencionado, comenzaron diferentes estrategias y planes de acción para el desarrollo de Enfermería en Argentina, sobre todo durante el período 1985-1995 con el impulso y apoyo de la Oficina Panamericana de la Salud en el país. Con el trabajo cooperativo de las provincias se constituyó el grupo técnico-coordinador para el diagnóstico de situación de enfermería a nivel provincial, regional y nacional, y así se elaboró el Plan de Desarrollo de Enfermería en Argentina que fue implementando diferentes estrategias, entre ellas:
• Proyecto de escolarización primaria y secundaria de personal de enfermería en servicio.
• Proceso de reconversión de empíricos a través de su capacitación como auxiliares de enfermería.
• Programa de profesionalización de auxiliares, que forma enfermeros a partir de personal con certificado de auxiliar y secundario completo, inserto en un medio laboral (Desde 1991 se ha desarrollado este tipo de programa en el 60 % de las provincias).
• Programa de licenciatura en Enfermería a distancia.
• Programas de maestrías multidisciplinarias en salud.
• Programas de educación permanente.
Otro aspecto a destacar es el impacto que produjo la inserción de enfermeras en niveles políticos de decisión, dando impulso a la Ley Nacional Nº 24.004, de Ejercicio de Enfermería, promulgada en el año 1991, la que junto a otras leyes provinciales favorecen el control de la profesión.
A nivel del Ministerio de Salud, la ministra de Salud de la Nación, Graciela Ocaña, anunció la creación de un programa de formación de Recursos Humanos en salud que tendrá como objetivo central la capacitación de 40 mil enfermeros en un plan que se extenderá hasta el 2012 y será
financiado por la seguridad social y por los sectores público y privado.
Las clínicas y hospitales requieren personal con cada vez mayor especialización, y la necesidad de enfermeras impulsó a instituciones de enseñanza de todo el país a establecer carreras para la formación de
profesionales.
Tanto las universidades nacionales de Buenos Aires, de la Patagonia, del Nordeste (Corrientes), Catamarca, Córdoba, Entre Ríos, Formosa, La Plata, La Rioja, Mar del Plata, Misiones, Río Cuarto, Rosario, Salta, San Luis, Santiago del Estero y Tucumán, como las privadas Austral, Católica de Cuyo, CEMIC, de Morón, Maimónides y Hospital Italiano, entre otras, cuentan con carreras para la formación profesional que requieren entre dos y cinco años de estudios.
Conclusión:
La importancia del servicio de enfermería dentro del sistema de salud es vital, y el número de enfermeros y la relación paciente –enfermero tiene gran relación con la mortalidad de los pacientes. El mejoramiento de estos factores es una medida imprescindible para mejorar la calidad del sistema de salud.
La crisis dada por la escasez del recurso humano en enfermería es mundial, y la Argentina no escapa a esta realidad. Medidas destinadas a revertir esta situación deben ser prioritarias dentro de las políticas de Salud Pública.
Bibliografía:
1. Valle Rojas A, Heredia AM. El sistema de salud y la situación de enfermería en Argentina. Rev latino-am enfermagem 1999; 7: 99-101
2. Airen LH, Clarke SP, Sloane DM et al. Hospital nurse staffing and patient mortality, nurse burnout, and job dissatisfaction. JAMA 2002; 288: 1987-93