domingo, 10 de octubre de 2010

Una Clase Trabajadora Educada

En un artículo publicado en el número de mayo/junio de Foreign Affairs, el presidente de la Universidad de Yale, Richard Levin, habla sobre el futuro de la Universidad en el Mundo, y particularmente el trabajo extraordinario que ha venido realizando Asia en materia de educación superior (post-secundario) de su clase trabajadora.
Detengamonos un segundo en la figura de Levin. El autor anunció hace unos años que Yale planeaba dedicar 250 millones de dólares a becas para atraer estudiantes de todo el mundo, América Latina incluída, a Yale. Como presidente de una de las cuatro mejores universidades del mundo, claramente intenta dar una impronta global a dicha casa de estudios. Ahora, en el artículo que comento, dedica varias páginas a estudiar el fenómeno Asiático.
El puente de unión entre ambas cuestiones lo menciona el propio autor en Foreign Affairs: "World Class Universities". China, Singapur, Malasia, han puesto en marcha sendas estrategias no sólo para propulsar la educación superior de su población económicamente activa, sino para crear en su propio territorio, universidades de clase mundial. ¿Qué es esto? Casas de estudio a la altura de la transformación científica, tecnológica, y social, que el mundo experimenta hoy en día. Hay que ver lo que ocurre en Harvard en esta mañana en que escribo. A primera vista parece una pequeña aldea con vida pueblerina. Pero cuando uno sigue contemplando, de golpe comienza a notar: estudiantes de todo el mundo, profesores de las disciplinas más sofisticadas, legiones de esos chicos abanderados de escuela que nuestra argentina margina por carecer de las habilidades propias de la "viveza criolla". Aquí, la universidad, desde la tranquilidad del estudio, proyecta al mundo los mayores avances en todas las disciplinas que se nos ocurran.
La situación de la universidad argentina la describo en una presentación posteada anteriormente. Ahora bien, no sólo deberíamos proponernos aumentar la proporción de universitarios en nuestra PEA, cuestión ya de por sí difícil, sino que además, podríamos soñar con generar, en ESTA GENERACIÓN, una universidad de clase mundial. Ahora como Levin muestra en su artículo, esto ocurre pidiendo sabiduría a quienes lo tienen. Y esos sabios de hoy, son los sistemas universitarios sajones de USA y Reino Unido. No hay otra. De la nada es imposible crecer.

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