Los mejores países en lectura, matemáticas, y ciencia, fueron, en orden decreciente: China, Corea del Sur, Finlandia, Singapur, Canadá, Nueva Zelanda, Japón, Australia, Holanda, Bélgica, Noruega, Estonia, Suiza, Polonia, y los Estados Unidos. Los peores fueron, también en orden decreciente: Indonesia, Argentina, Kazakstán, Albania, Qatar, Panamá, Perú, Azerbaiyán, y Kyrgyzstan. Nuestro país se desarrolló peor que Brasil, Chile, Méjico, o Colombia.
Cuando se toma el promedio en el grupo con puntaje más elevado en lectura, nuestros mejores alumnos sacaron en promedio 568 puntos, casi 100 puntos menos que China (679) o Corea del Sur (658). La situación es similar para matemáticas y ciencia.
A su vez nuestro país fue muy desigual; mostró diferencias de casi 100 puntos en el desempeño promedio entre escuelas ubicadas en grandes ciudades (mejor puntaje), y aquellas de pequeños poblados (peor puntaje). Estas diferencias fueron del orden de los 20 o 30 puntos en la mayoría de los países.
También se vuelve muy asimétrica la diferencia de rendimiento entre escuelas privadas y públicas. En la Argentina las escuelas privadas obtuvieron 60 puntos más, en promedio, que las públicas. Esta diferencia público-privada fue de apenas 30 puntos en la mayoría de los países.
Pero además para nuestro país las cosas empeoran. Entre los años 2000 y 2009 empeoramos en lectura, ciencias, y matemáticas, y aumentó alrededor de 7% la proporción de alumnos por debajo del mínimo nivel considerado aceptable por los organizadores del PISA.
Un factor clave fue el nivel de empleo del padre. El rendimiento de los hijos empeoró conforme la situación laboral del padre se hacía más precaria.
Cuanto mayor es el número de libros en la casa, mejor será el rendimiento del alumno en las tres disciplinas. En el 40% de los hogares promedio de las primeras 20 economías del mundo hay más de 100 libros. Solo el 18,2% de los hogares argentinos tiene más de 100 libros en su haber.
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