viernes, 24 de junio de 2011

El porteño del Futuro Nació en Lugano. Ámbito Financiero de Hoy

La mitad de la población mundial vive en ciudades, y la urbanización promedio crece al 1,5% anual. Sin embargo, no es el caso de la Ciudad de Buenos Aires. Los datos del Censo 2010 muestran que la Ciudad creció un 4% en la década, contra 10,6% para el país. En 10 años sumamos 114.944 nuevos porteños, cuando a tasas mundiales tendrían que haber sido 300.000. La población de la Ciudad de Buenos Aires creció al 0,45% anual, bastante menos que San Pablo (1,3% por año), Sídney (0,77%), o Viena (1%).
Ahora bien, además del magro crecimiento, presenciamos un fenómeno general de envejecimiento poblacional. Según datos del Ministerio de Salud de la Nación, la tasa de fecundidad de la ciudad es 1,8 hijos por mujer, contra 3,4 en Misiones y 2,4 para el país. Esto significa que la población envejece sin descendencia. Asimismo, sólo el 17% de los porteños tienen menos de 15 años de edad, contra un 38% en la Provincia de Misiones. Por otro lado, en el hogar promedio de la Ciudad de Buenos Aires viven de 1 a 2 personas, signo inequívoco de pocos niños en relación a los adultos. Todos estos son indicios claros del envejecimiento de que venimos hablando.
Pobre crecimiento demográfico y envejecimiento constituyen la marca indeleble de la gran crisis del mundo desarrollado. Significan menor número de trabajadores en relación a los pasivos, cambio de los patrones de consumo, y menor ahorro (los mayores gastan lo acumulado durante la edad activa). Consecuentemente, en un futuro cercano, para sostener la producción de bienes y servicios la ciudad enfrentaremos tres alternativas: aumentar la inmigración, los traslados desde el conurbano, ambas cosas, o empobreceremos.
Sin embargo, esta dinámica global oculta otra realidad; que la zona sur, sí crece. Comparando los datos del 2001 con los del 2010, la Comuna 8 creció 14,26% en la década. La población de la zona sur de la ciudad creció al 1,5% anual; tres veces más rápido que el promedio. Recoleta en cambio, en el mismo lapso perdió casi 2.000 habitantes. El sur de la ciudad debe su crecimiento poblacional a la inmigración y al mayor crecimiento vegetativo (aquí las familias son el doble de grandes).
Las consecuencias de este proceso de dos velocidades son claras. En pocos años la mayoría de los adolescentes y jóvenes nacidos en la Capital provendrán de su zona sur, hecho que cambia drásticamente las perspectivas de planificación. Porque la zona sur de la ciudad proveerá la fuerza productiva del futuro, pero necesita una especial atención. Requiere salud, ya que la esperanza de vida allí es 10 a 11 años menor que en Palermo. Necesita educación, porque mientras 66% de los adultos de Recoleta completó 14 o más años de estudio, sólo el 13% de las personas de la Comuna 8 pueden decir lo mismo. Además, se asienta en la cuenca del Riachuelo, luego es prioritario su saneamiento. La zona sur de la ciudad necesita, en definitiva, infraestructura, seguridad, e innovación. Porque es el hogar de la fuerza productiva del futuro mediato.
La población Argentina en general crece muy poco; al ritmo actual faltan todavía 30 años más para el “país de 50 millones de habitantes” que planeó la Generación del 80’. Esta lenta evolución demográfica esconde, sin embargo, un juego a dos tiempos con profundas repercusiones sociales, y que obliga a redoblar los esfuerzos por la inclusión social de los sectores más carenciados. En este sentido la Capital encabeza esta tendencia; pero la dinámica divide en realidad al país de ricos y pobres que se produjo con la crisis del 2001.
En definitiva, toda inversión que se realice en la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires es estratégica para nuestro desarrollo. Porque el porteño del futuro ya nació, y transcurre su infancia en Lugano. Hacia allí debe dirigirse nuestra atención.


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