Los niveles de atención médica, es decir, cuánto se acude al
médico, cuál es el nivel de acceso al equipo profesional, y la calidad de la
atención en términos de prácticas, equipamiento, y controles posteriores, todo
esto afecta la mortalidad infantil en particular y la salud de la población en
general.
Si bien es difícil saber el nivel de atención médica de una
jurisdicción determinada, y esto debido a varias razones, entre ellas la falta
de un indicador único o un conjunto de ellos, y la extrema variabilidad entre
centros diversos e incluso entre profesionales diferentes dentro de una misma
provincia, la verdad es que se pueden tomar algunas inferencias, por ejemplo a
partir de la mamografía. Difícilmente un mal control mamográfico conviva con
una excelente atención médica de la mujer actualmente o potencialmente
gestante. A su vez la mamografía es un buen parámetro debido a la abundancia de
datos a favor de su uso. El cáncer de mama es el tumor más frecuente de la
mujer, y la causa más importante de muerte por cáncer en este grupo, con 1,3
millones de casos anuales en el mundo y 458.000 muertes. El estadío tumoral es
el determinante más importante de éxito terapéutico, y hasta hoy la mamografía
periódica en los grupos de riesgo constituye el único estudio adecuado para
encontrar el tumor en sus estadíos iniciales cuando las probabilidades de
curación son mayores[1].
Sin embargo en nuestro país se se observan enormes asimetrías
en cuanto a la realización de mamografía en la mujer adulta, y que coinciden
con la mortalidad infantil. Hay
provincias donde menos de 2 cada 10 chicas mayores de 18 años se realizó alguna
vez una mamografía (Gráfico 1).
Estas provincias son, como era de esperar, aquellas con cifras más elevadas de
mortalidad infantil (Gráfico 2).
Las causas de la falta de controles mamográficos son múltiples: pobre acceso al médico, falta de información, capacidades limitadas en determinadas regiones geográficas. Sin embargo, no pueden obviarse otras razones, como ser: utilizar todo contacto del paciente en riesgo con el hospital o centro de salud para promover el control mamográfico, la priorización del control del cáncer de mama en todas las planificaciones de salud nacionales, provinciales, y municipales, y el activismo en este sentido con todas las asociaciones y colegios profesionales relacionados con la materia.
Resultados
similares se observan para Papanicolau (Gráfico
3) y en ambas circunstancias la correlación es alta.
Estos datos constituyen evidencia suficiente como para considerar los niveles de atención médica como uno de los responsables de la salud poblacional en nuestro país, al menos en lo que a mortalidad infantil se refiere.
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