La posibilidad de llegar a edades más avanzadas es un beneficio real, que se ha extendido a un mayor número de personas en el siglo que termina; pero esta posibilidad de hermosos horizontes se ve atacada por cuatro problemas cuya magnitud es difícil de anticipar: en primer término, aumenta el número de “mayores” y la proporción que los mismos representan en la familia humana, resultando en un envejecimiento de la pirámide poblacional; en segundo lugar, la demencia aumenta con la edad, y esta, junto a otros trastornos asociados al envejecimiento, causan un fuerte impacto en los sistemas de financiación de la salud; luego como tercer problema tenemos el hecho de que la edad aumenta los gastos de salud; por último, se agota el sistema previsional debido a la menor proporción de población activa que subvencione la jubilación de una cantidad crecie
nte de retirados.
La población mundial envejece. La fertilidad continúa declinando en el mundo, y la esperanza de vida se prolonga, todo lo cual lleva al envejecimiento acelerado de la población mundial en la siguiente mitad del siglo con respecto a lo que venía ocurriendo hasta hace unos pocos años(1).
El fenómeno del envejecimiento, de mantenerse la tendencia actual, constituye una certesa: se espera una duplicación el el número de personas mayores de 65 años para el 2050, al menos en Estados Unidos(2); por lo tanto, los requerimientos futuros de este grupo etario son críticos.
La edad media ha aumentado a nivel mundial (ver cuadro 1), de 23,5 años en 1950 a 26,1 años en el 98’, y se proyecta que para el 2050 será de 37,8 años(1).El 18,5% de la población será mayor de 65 años en Italia y Alemania para el 2003; lo mismo ocurrirá en Inglaterra para el 2016, y en Estados Unidos para el 2025; el fenómeno ha sido designado como la "Floridarización" del mundo desarrollado (ver cuadro 2), debido a que actualmente, en el estado de Florida en Estados Unidos se da una de las mayores concentraciones de personas mayores del mundo, anticipo del destino próximo de la humanidad en cuanto a composición demográfica(3).Paralelamente, en los últimos cincuenta años hubo un notable decenso de la población infantil, el que será más marcado hacia el año 2050, lo que se considera producto de la así llamada "revolución sexual" y de las políticas antinatalistas implementadas en muchos paíces del mundo, hoy en revisión.
El envejecimiento progresivo ha venido siendo liderado por los paíces desarrollados, donde la población menor de 15 años en 1998 fue del 18,8%, y la de mayores de 60 del 19,9% (ver cuadro 3); en estos paíces el panorama para el 2050 es más preocupante, ya que se espera sólo un 15% de la población por debajo de los 15 años de edad, y un 33% por encima de los 60.
El siglo de los super-Seniors
Según las proyecciones de la ONU (ver cuadro 4), el aumento de la población super-senior será el más importante(3); la reducción de la mortalidad entre las personas mayores es uno de los factores que determina el aumento del número de ancianos en todo el mundo. El tema de la reducción de la mortalidad entre los muy mayores (80 años o más), es una de las cuestiones más llamativas del proceso de envejecimiento; varios estudios demostraron que la gente de más edad, luego de los 80, tiene menor probabilidad de morirse que sus pares 10 años más jóvenes(4).
Evidentemente una conjunción de modificaciones del estilo de vida y del entorno social, como así también los desarrollos en medicina, llevan a una prolongación de la expectativa de vida al nacer, al menos en los paíces desarrollados y los emergentes; pero un punto preocupante en esta tendencia, es el hecho de que aumenta una población de ancianos que no posee descendencia, lo que pone en peligro su propia subsistencia futura, y la estabilidad del sistema fiscal y financiero(5).
Expectativas a los 80
La expectativa de vida al nacer en USA, para el 2050 será de 84,3 años. Hasta los 80 años, la mortalidad aumenta con la edad; de hecho las enfermedades más frecuentes aumentan su incidencia con el envejecimiento, tal es el caso de la enfermedad coronaria, el ataque cerebral, la hipertensión arterial, y el cancer, entre otras.
A pesar de lo anterior, la mortalidad de los seres humanos desacelera luego de los 80 años de edad, hallazgo que ha sido confirmado en estudios con insectos, gusanos, y levaduras, en los cuales se observó también una desaceleración de la mortalidad con la edad. Los hechos van en contra de la teoría evolucionista ya que los caracteres que determinen la sobrevida luego de la vida reproductiva, no podrían ser seleccionados, ya que al no haber fertilidad, no podrían ser heredados a la descendencia como ventaja adaptativa(4).
Lo concreto es que la sobrevida por encima de los 80 años de edad se ha incrementado en la mayoría de los paíces, fundamentalmente debido a una disminución de la mortalidad en ese grupo etario(6). Es interesante el hecho de que, almenos en los Estados Unidos, donde la expectativa de vida actual a los 80 años es ligeramente mayor que en otros paíces estudiados, los últimos cinco años de vida a los 70 son más costosos ($6.457/año) que a los 100 años ($1.800/año); los que sobreviven más, poseen una salud más robusta.
Un aspecto interesante de la sobrevida luego de los 80 es que se debe en su mayoría a factores no genéticos, relacionados a cuestiones socio-económicas, nutricionales, historia de enfermedades, etc; la esperanza de vida se hereda tan solo en un 20 a 25%, siendo el resto una característica propia del individuo(7). Aparentemente la posibilidad de una vida prolongada no se hereda, lo que no obsta que se han descubierto variaciones genéticas capaces de modificar la expectativa de vida debido a que predisponen a ciertas enfermedades; más aún, los experimentos en animales sugieren como una de las hipótesis más plausibles para explicar el envejecimiento, la modificación de la actividad en determinados genes, pero condicionada por factores del medio ambiente y no necesariamente programadas en la carga genética heredada.
Políticas de natalidad, la contracara
El número de nacimientos por vida fertil de cada mujer ha decaido vertiginosamente en los años 60 luego de la llamada “revolución sexual”, desde el histórico 5,0 hasta un 2,7 global, cercano a la tasa de recambio (2,1), que es aquella necesaria para mantener una población constante; el resultado es la extinción de algunas poblaciones hacia el año 2100. Actualmente la tasa de fertilidad en Alemania es de 1,3, y el promedio en el mundo desarrollado es de 1,6 (3); la conclusión es fácil de intuir: se trataría de la virtual desaparición de las actuales poblaciones de varios paíces desarrollados y su reemplazo por nuevos grupos, principalmente de tipo inmigratorio.
Más demencia a más edad
La enfermedad de Alzheimer (EA), es un trastorno neurodegenerativo progresivo, caracterizada por el deterioro de las funciones mentales superiores (abstracción, memoria, etc.). Se pueden distinguir dos tipos de enfermedad de Alzheimer, una de comienzo temprano, rara y hereditaria, y otra de comienzo tardío, muy frecuente y asociada al envejecimiento; ambas poseen alteracioes genéticas que se encuentran en estudio, las que a su vez, en el caso de la enfermedad de comienzo tardío, se asociarían a otros trastornos relacionados con la edad(8). La EA es la principal forma de demencia, y se asocia al envejecimiento en la enorme mayoría de los casos, de manera que su prevalencia se duplica cada 5 años, siendo del 7 a 10% luego de los 65, y llegando a encontrarse en el 40% de los mayores de 80 años(9). A pesar de que el principal factor de riesgo para la demencia es una vida larga, esta enfermedad no parece ser una consecuencia inevitable del envejecimiento, según lo han demostrado estudios longitudinales recientes(10); parese posible un envejecimiento saludable con conservación de las funciones mentales, aunque actualmente no es posible predecir quienes envejecerán de este modo, ni son claras las maniobras que lo favorecerían.
La salud se consume en la vejez
En 1998 el cuidado de la salud en USA demandó maproximadamente $1,146 billones, de los cuales un tercio fue consumido por personas mayores(2).
Las personas mayores utilizan más recursos de salud, y por tanto los costos de la medicina aumentarán con el incremento de este grupo etario; si bien los costos de salud en niños y trabajadores van a disminuír al reducirse proporcionalmente su número, la compensación no será suficiente, con el consiguiente aumento de la presión fiscal sobre la población activa(11).
Respecto de los gastos en salud, las estrategias destinadas a prevenir la aparición de ataque cerebral, fractura de cadera, insuficiencia cardíaca congestiva, neumonía, cancer, y coronariopatía, podría disminuír el desarrollo de invalidez entre las personas mayores de 70 años de edad, reduciendo además los gastos asociados de internación y hogares especiales(12).
Colapso previsional
El envejecimiento de la población implicará una carga imposible de sobrellevar por parte de los trabajadores, debido a la disminución de la proporción entre población activa y retirados (ver cuadro 5), lo cual implicaría, de no tomarse medidas adecuadas, el virtual colapso del sistema previsional(3). Desde el punto de vista del presupuesto, las proyecciones indicarían que dentro de 30 años los paíces desarrollados deberán destinar un 9 a un 16% extra de su producto bruto interno para cumplir con las demandas previsionales; los costos que ocasionará esta “ola de ancianos” son definitivamente impagables para cualquier nación, de no tomarse medidas de prevención a tiempo. La modificación del electorado, cada vez más, compuesto en su mayoría por personas jubiladas o próximas a ello y con poder creciente para hacer oír sus reclamos, hará difícil lograr concenso para tomar decisiones llegado el momento, de no haberse previsto meddas que modifiquen el escenario (postergar la edad de retiro, incluir al sector privado en la financiación de los gastos previsionales, modificar las políticas antinatalistas, etc.).
Parecen ser verdad las palabras de Ulises a Areta: “-Sé por siempre feliz, (...), hasta tanto que lleguen la vejez y la muerte que son la heredad de los hombres...”(13); el problema es que en el siglo que comienza tanto una como otra tardarán más en llegar y ciertamente tendremos una vejez más larga, aunque no necesariamente más rica y saludable. Es difícil pensar en una vejez rica y saludable si no hay suficiente descendencia; los datos de la realidad parecen indicar que no es posible. Extraño fenómeno el hombre.
Bibliografía
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