En los últimos años han ganado dominio público las conclusiones de un trabajo de Redelmeier acerca de las influencias del estado socioeconómico en la mortalidad general. Los estudios fueron muy impresionantes porque se hicieron sobre ganadores de Oscar’s de la Academia de Hollywood. El autor observó que aquellos que ganaron un Oscar en su vida como actores presentaron menor mortalidad anual que los que no habían resultado galardonados (1). La conclusión fue que el éxito en la vida sería una condición para una vida más larga.
MG Marmot, de la London Medical School, en un estudio publicado en 1996, había ya probado que la influencia de las variables socio-económicas sobre la mortalidad se extiende más allá del momento de la jubilación de una cohorte que estudiara previamente en 1970 (2). En aquella cohorte de 1970, el nivel del empleo y la posesión de un automóvil habían demostrado afectar fuertemente la mortalidad en los ingleses de entre 40 y 69 años; ésta fue más elevada para las personas con trabajos de menor jerarquía y nivel socioeconómico más bajo. En su estudio de 1996 la pregunta fue si el mismo fenómeno se observaría luego de la jubilación, momento en el cual estas variables deberían competir con los factores biológicos propios de la vejez. Luego de la jubilación las diferencias de mortalidad se atemperan, de manera independiente de la edad; es decir, el nuevo estatus socioeconómico de “jubilado” agregaría menos mortalidad a la edad que el estado de asalariado mal pago en un puesto no jerárquico. Ahora bien, el tipo de trabajo realizado durante la edad activa siguió influenciando la tasa anual de mortalidad en la vejez, más allá de los 69 años. Los autores concluyeron entonces que: las diferencias de mortalidad asociadas al estatus socioeconómico y la situación laboral son muy fuertes, y persisten, aunque morigeradas, más allá de la jubilación; y en segundo lugar, que las diferencias de mortalidad se reducen luego de la jubilación.
Las explicaciones son múltiples, pero la verdad es que “la asociación entre el estado socioeconómico y la sobrevida es enigmático”(3). Redelmeier y Singh, de Toronto, estudiaron la asociación entre tasa anual de mortalidad y el hecho de haber obtenido un premio de la Academia, entre guionistas de Films. Utilizaron una cohorte retrospectiva de 850 escritores que habían sido nominados par un premio de la academia. En general, los ganadores de un premio de la academia son más exitosos: sus carreras duran u 14% más que la contrapartida, producen 34% más de películas, y estas son más populares, y además obtienen mayor número de nuevas nominaciones. Sin embargo y contra lo esperado según el estudio previo, aquí, la mortalidad fue consistentemente mayor para los ganadores. El resultado es intrigante; en esencia, ganar un Oscar por actuar películas se asocia a mayor expectativa de vida, y ganarlo por escribir el guión, con menor. Los autores concluyen que, el mayor éxito puede llevar a una peor salud en algunos grupos, y a una mejor en otros.
Ahora bien, como ha demostrado una investigación realizada por Arthur Stone, la felicidad o autosatisfacción frente a la vida, ha demostrado aumentar luego de los 40 años de edad, y se hace máxima en la vejez (5). En la mitad de la vida ella se encuentra en su punto más bajo. Este hecho ha llamado la atención del periodismo internacional (6).
La cuestión de la felicidad posee un interés particular para las sociedades, y en este sentido se ha investigado acerca de las causas de altos niveles de autosatisfacción y felicidad en los países. El impresionante estudio de Inglehart (4) mostró que los niveles de autosatisfacción, conformidad con la vida, y felicidad, tenían que ver con tres factores fundamentales de los países: que poseyeran un cierto grado de desarrollo económico, el nivel de apertura democrática, y altos niveles de religiosidad. Es importante que mayor dinero no fue una condición de mayor felicidad, sino que los factores de libertades cívicas y espiritualidad eran más determinantes. Una investigación realizada por Fowler y colaboradores, confirmó luego que uno de los factores determinantes en la felicidad de las personas, es que compartan una red social donde otros son felices a su vez. En conclusión, la felicidad del pueblo, como decía Perón, parece ser un requisito indispensable de la felicidad individual.
1)-Redelmeier DA, Singh SM. Survival of Academy award winning actors and actresses. Ann Intern Med 2001; 134: 955-962
2)-Marmot MG, Shipley MJ. Do socioeconomic differences in mortality persist alter retirement? 25 year follow-up from the first Whitehall study. BMJ 1996; 313: 1177-1180
3)-Redelmeier DA, Singh SM. Longevity of screenwriters who win an academy award: longitudinal study. BMJ 2001; 323: 1491-1496
4)-Ronald Inglehart, Roberto Foa, Christopher Peterson, Christian Welzel. Development, Freedom, and Rising Happiness. A Global Perspective (1981–2007). Perspectives on Psychological Sciences 2008; 4 (3): 264-285
5)-Arthur A. Stone, Joseph E. Schwartz, Joan E. Broderick, Angus Deaton. A snapshot of the age distribution of psychological well-being in the United States. PNAS, 17 May 2010
6)-Age and happiness. The U-bend of life Why, beyond middle age, people get happier as they get older. The Economist, Dec 16th 2010
7)-James H Fowler, Nicholas A Christakis. Dynamic spread of happiness in a large social network: longitudinal analysis over 20 years in the Framingham Heart Study. BMJ 2008;337:a2338
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